El sábado 30 de Julio de 2016 a los 67 años de edad falleció Nilda Stang de Gareis mas conocida como “La Tía Nilda”, una persona muy querida y conocida en nuestra ciudad. Semanario Magazine quiso rendirle un pequeño homenaje contando quien fue esta gran mujer.
Agradecemos a Luciana Gareis (hija) y a Walter Elias.
Nilda Stang nació el 16 de Julio de 1949 en distrito sauce vivió siempre en Oro Verde, como hasta los diez años vivió cerca del Inta en un campo y después se mudo, a los 20 años se caso con Juan Paulino, junto a su esposo a fines de los años 60 empezaron a trabajar juntos en un almacén ramos generales y bar llamado «los amigos» sobre la avenida del Castillo donde hoy está la veterinaria San Benito. Una anécdota del almacén: en el fondo funcionaba un salón bailable apodado JP. la gente de Oro Verde se acuerda porque ahí se hacían casamientos, 15 años, reuniones familiares etc.
Ese almacén estuvo funcionando 25 años , en 1988 empezó con la pensión de estudiantes y en 1992 se inauguroel hotel Oro Verde. Durante 21 años estuvo ella junto a su esposo al frente de el y 2013 deciden venderlo.
Era profesora de dactilografía
Ayudó siempre en la comunidad y a los vecinos cuánto pudo.
Era una gran mujer, ejemplo de trabajo esfuerzo lucha y emprendimiento
Fue una gran colaboradora junto a su esposo de cuando se inició el municipio que estaba en calle los Cardenales
En fin, tenía espíritu y era servicial para con todos y todo si le pedían una mano.
Hay muchas historias y anécdotas por contar de “La Tía Nilda”
Walter Elias fue una tantas de las personas que llego a conocerla y escribió en su facebook personal estas palabras…
Allá por 1991, decidí estudiar Bioingeniería. Eso implicaba dejar todo e irme a Oro Verde, a casi 1000 km de distancia de mi ciudad natal. Ir por nuevos caminos no es fácil. Alejarse de los afectos, vivir solo, cambiar los hábitos, conocer gente nueva. Tarea nada sencilla, con 18 años de edad. Así y todo, con un panorama no muy alentador pero con el apoyo incondicional de la familia, emprendí la nueva aventura. El primer viaje, en diciembre de 1991, fue en colectivo (en la desaparecida empresa Villa María que cubría la distancia entre Mendoza y Paraná) y con la compañía de mi papá. Llegamos a la terminal vieja de Paraná (muy mala impresión inicial) y tomamos «el 15″ en Cura Álvarez y Echagüe. Al colectivero, al que aún encuentro a veces y charlamos, le preguntamos donde bajarnos o si conocía a alguna persona de referencia. Amablemente nos dijo que nos avisaría cuando descender del colectivo, que sería en el hotel y que habláramos con Nilda. El trayecto hasta Oro Verde era interesante, con mucho verde y pocas casas. El colectivo, un viejo Mercedes Benz rojo desteñido y adornado con fileteado porteño. Metros antes de llegar nos gritó» «Estamos llegando, es la obra en construcción. Que tengan buenos días».
Descendimos y nos encontramos con un edificio a medio terminar, con evidente trabajo de obra pero detenido por la llegada del fin de semana. Llamamos a la puerta y fuimos recibidos amablemente por la misma persona que durante años recibió a cientos de estudiantes de muchas generaciones: Nilda Stang de Gareis. Nunca olvidaré su amplia sonrisa y su trato cordial.
«Bienvenidos, soy Nilda, pasen». Nos ubicó en la habitación número 2 y dialogamos ampliamente. De ahí en adelante surgió una linda amistad que perduró durante 25 años. Muchos hermosos momentos vividos. Cuando mis padres me visitaban, se alojaban en el Hotel, que creció y se convirtió en un símbolo de la Ciudad Universitaria. Nilda y su esposo Juan entablaron amistad con mis padres. Tiempo después, me di cuenta que la Bioingeniería no era lo mío pero ya había echado raíces en Oro Verde; en 2003 construí mi pequeña casita y los constructores se alojaron en el Hotel. Muchas veces Nilda «me hizo precio» o no me cobró, o «me aguantó» con el pago. Pero siempre con su sonrisa. Me casé, tuve a mi hija, compré mi primer auto. En 25 años entablé amistad con sus sobrinos Gastón, Darío, Carolina, Adriana, Viviana, Mabel, Morena, con sus hermanas, especialmente con Alcira y muchos otros parientes, amigos y conocidos. En las largas caminatas hasta la Escuela Alberdi, siempre la crucé con Juan, su compañero inseparable. Nunca faltaron las felicitaciones por los logros como en 2010, cuando me recibí de Licenciado en Bioinformática o el abrazo consolador, cuando mi papá emprendió el camino eterno. Creo que pocas personas me han marcado en la vida y que menos aún me han dejado claros ejemplos de cómo hay que afrontarla. Y Nilda es una de estas. Su partida me encuentra a la distancia, en un viaje de trabajo. Pero no puedo dejar de dedicarle unos momentos y escribirle lo que siento y desearle a sus allegados, especialmente a Juan y Luciana, una pronta resignación que no será nada fácil porque Nilda iluminaba sus caminos, como muchos otros caminos de quienes la conocieron. El cielo hoy está de fiesta. Seguro mi papá está ahí también, brindando. Gracias Nilda, y hasta siempre.
Nilda Stang de Gareis “La Tía Nilda”
1949—2016
hermosa mujer la conozco de toda la vida mi mama le compraba en el negoci y el salon se hacian los baile en un 15 conocí al q hoy es mi marido q pasaba música juan su marido también excelentes personas un abrazo y fortaleza para superar su perdida y a su hija
MI MÀS SENTIDO HOMENAJE A LA SEÑORA NILDA STANG DE GAREIS,QUE EN PAZ DECANSE , Y A JUAN LA RESIGNACIÒN CRISTIANA Y TODO EL APOYO.-